Entre la luz y la oscuridad. Entrevista a Carolina T. Godina

Esta semana hemos tenido el placer de viajar a las profundidades de la creatividad, entre sombras y destellos, de la mano de la ilustradora Carolina T. Godina. Charlamos largo y tendido acerca de sus orígenes en la ilustración, de luces y sombras, de gatos y de sus últimos libros publicados, Encendre la nit, de Ray Bradbury (Obrador Editorial) y Hide and don’t seek, and other very scary stories (Harper Collins).

¿Cómo llega una filósofa al mundo de la ilustración? Carolina, cuéntanos un poco de tus orígenes.

Uy, no me considero filósofa, aunque sí aprendiz de filosofía. Filósofos de verdad hay muy pocos y no creo estar entre ellos, aunque amo y respeto la filosofía por todo lo que me ha aportado. Me pasé buena parte de la infancia diciendo que quería ser pintora o dedicarme a la botánica… También tuve una etapa en la que mi sueño era llegar a dedicarme a la animación. Desde niña siempre dibujaba y llenaba libretas, de aquellas cuadriculadas, o lo que tuviese a mano. Con papel y lápiz, era feliz. Desaparecía durante horas sumida en el dibujo y a veces creaba pequeñas series que narraban alguna historia. Al terminar bachillerato, mi pasión por el dibujo me llevó a cursar primero de Bellas Artes, pensando que era lo que quería hacer, pero no disfruté nada de aquél primer año. Me sentía fuera de lugar y muy sola todo el tiempo, muy perdida, exceptuando las asignaturas más teóricas. Recuerdo que al empezar segundo de Bellas Artes, cuando aún no había hecho los papeles de la matrícula, vi que no quería estar allí más tiempo, así que cogí la mochila y me marché. El año siguiente empecé la carrera de Filosofía y creo que fue una buena decisión.

Pero mucho antes de todo esto, cuando aún era una adolescente, recuerdo que me planteaba la posibilidad de ser ilustradora, pero para mí era un gran misterio cómo se llegaba a eso de ilustrar. Me encantaba la idea de ilustrar historias y también me gustaba escribir. Nadie me sabía explicar cómo hacerlo, qué pasos debía dar para ser ilustradora profesional, porque no tenía referentes ni en casa ni en mi entorno más inmediato. Así que la posibilidad de matricularme en un ciclo formativo de ilustración, quedó perdido en algún rincón de mi mente cogiendo polvo durante muchos años mientras me centraba en el mundo de las ideas, jajaja. Pero de crisis está hecha mi vida y durante la carrera de Filosofía tuve una época muy oscura y difícil, que ya se anunciaba en esa fuga repentina de Bellas Artes. La vida perdió sentido y el mundo me parecía un lugar tremendamente hostil para la vida. Fue esta experiencia vital y trascendente causada por factores diversos (la depresiones profundas no son moco de pavo) la que me hizo comprender que durante aquellos años de batalla para salir adelante y sobrevivir mientras navegaba por ese territorio desolador, había dejado algo muy importante para mí, para mi salud mental e incluso física; el dibujo y la literatura. Así que cuando superé esa crisis y pasados algunos años, empecé a plantearme muy seriamente el retorno al origen y estudiar ilustración. Sé que hay ilustradores que son autodidactas, pero sentía la necesidad de estar con otros estudiantes en la misma línea y así motivarme y darme el impulso que necesitaba, por ello elegí realizar la formación y empezar a enfocar mis pasos y decisiones en esa dirección. La creatividad es fundamental para la salud en un sentido muy, muy amplio. La naturaleza es creativa y los humanos, como hijos de la naturaleza, también. Así que años después de haber terminado la carrera de Filosofía y de trabajar un poco de lo que salía por aquí y por allá, decidí hacer el ciclo de Ilustración en la Llotja de Barcelona con vistas a dedicarme a ello profesionalmente, y dicho y hecho. Dibujar y contar historias siempre nacía de manera muy natural, así que sentía que tenía que hacer algo con todo eso.

¿Cuándo decidiste que te dedicarías profesionalmente a la ilustración? ¿La filosofía la has abandonado completamente?

En realidad fue un proceso muy orgánico. La filosofía no la he abandonado, porque la llevo conmigo y vamos juntas a todas partes. Me dio un bagaje y un conocimiento que, de un modo poco consciente, ha dotado a mi trabajo de algo que tal vez no hubiese tenido de no seguir ese camino y me permitió tener una visión del mundo distinta a la que tenía antes de estudiar Filosofía. Cada persona es un universo y cada camino es único, porque las circunstancias varían de una persona a otra. Creo que mi amor por esta disciplina y mi propia manera de ser, introvertida y reflexiva, siempre queriendo llegar a la raíz, impregna mi trabajo y eso se plasma en mis ilustraciones. Las crisis vitales, también dotan de vida al trabajo creativo y esa época tan difícil de mi primera juventud posibilitó que muchos años más tarde mi trabajo empezase a madurar poco a poco y tomara un rumbo que justo ahora empieza a hacerse visible. Y lo mejor de todo, es que sigo aprendiendo y descubriendo cosas nuevas. Eso es lo mejor del trabajo creativo, que nunca se acaba y siempre puedes mejorar y aprender más y más cosas nuevas cada día. Te hace ir un paso más allá todo el tiempo.

El día y la noche, la luz y la oscuridad, podrían dar para una larga conversación filosófica… Pero en cuanto a tu obra y estilo, ¿puede ser que tengas una mayor inclinación por la segunda? En caso afirmativo, ¿qué es lo que más te atrae de la oscuridad?

Qué pregunta tan bonita, y enlaza un poco con la parte final de la respuesta anterior. Pues sí, desde hace unos años, la oscuridad ha ganado presencia en las imágenes que creo. A menudo vinculamos la oscuridad con lo que nos da miedo. En la oscuridad no vemos, no sabemos qué se esconde ni dónde, pero en cambio para mí la oscuridad tiene otra lectura. La vinculo con la pausa, el descanso nocturno, los sueños. La mirada introspectiva, el ir hacia dentro. El reencuentro con nuestra parte más esencial, nuestra sombra y la de los demás, pero también con lo más luminoso. En la oscuridad las luces son especialmente bonitas y vivas. El la oscuridad todo parece amplificarse y expandirse. Jugar con los claroscuros, con los contrastes lumínicos y las sombras, siempre me ha atraído y de una u otra forma, siempre acabo en este terreno, sobretodo en los últimos años. Creo que la luz y la oscuridad juntas dotan de mucha expresividad a cualquier obra creativa.

A veces pienso que la oscuridad nos da miedo, porque sabemos que la llevamos dentro y la relacionamos solamente con cosas desagradables sin ver que hay mucho más. Nos conecta con algo más esencial y elemental. Elemental no significa malo, simplemente enraizado con los procesos profundos de la vida. La oscuridad me resulta interesante en la medida en que nos permite aposentar las cosas, integrar lo importante, alejarnos del ruido diurno y ver lo que de otro modo no percibiríamos. Me gusta concebirla como un generador de vida. Muchos de los procesos importantes de la vida se dan en la oscuridad. La gestación se produce a oscuras, el bebé está en una cuevita oscura, formándose y madurando antes de salir al mundo. Muchos animales en la naturaleza buscan refugio y oscuridad para alumbrar a sus bebés y tantas cosas que se me ocurren sobre la oscuridad. Las semillas, que necesitan estar un poco enterradas para poder germinar y enraizarse, porque si quedan excesivamente expuesta se secan y se queman. Pienso en la vida que se esconde en el subsuelo, en las raíces de los árboles que forman una simbiosis maravillosa con los hongos, formando toda una red, un universo de conexiones repletas de vida y todo ello, en las más absoluta oscuridad. También pienso en los animales que salen de sus guaridas durante la noche, mientras otros duermen. La oscuridad, aunque parezca una contradicción, alberga mucha luz y mucha vida.

Siguiendo el hilo de las luces y las sombras, ¿cómo fue la experiencia de ilustrar “Encendre la nit” de Ray Bradbury?

La experiencia de ilustrar el relato de Bardbury fue muy bonita. Me hizo especial ilusión, porque no hacía mucho tiempo habíamos hablado de Bradbury en uno de vuestros cursos y fue todo muy redondo. Me encantó ilustrar este texto, porque me hablaba de una concepción de la noche que sentía muy cercana. La noche como amiga en lugar de un ente hostil. Fue muy agradable dotar a esa noche del cuento, de su magia, y de toda la luz y la vida que esconde entre sus sombras. La noche como una oscuridad repleta de lucecitas que se conectan entre sí de un modo u otro. Me parece algo muy poético. 

¿Cuándo eras pequeña tenías miedo a la oscuridad? Háblanos también de tu último libro publicado, Hide and don’t seek… ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar con Estados Unidos?

Iba a épocas. Había temporadas en las que pasaba mucho miedo por las noches e imaginaba todo tipo de monstruos y fantasmas, veía figuras que se movían y una silla con una chaqueta colgando se convertía en un ente aterrador agazapado. Y había épocas en las que me sentía cómoda en la oscuridad. Si quedaba una luz encendida por mi miedo, al final prefería apagarla para poder dormir. Aún ahora, necesito oscuridad absoluta para descansar realmente bien. Actualmente la oscuridad es para mí sinónimo de recogimiento y pausa. Pienso que si tuviéramos ojos de gato, la veríamos de forma muy diferente. Creo que nos permite conectar con la intuición. De la oscuridad nocturna puede salir mucha inspiración para muchos tipos de historias, entre ellas historias como las que ilustré para el libro Hide and don’t seek de Anica Mrose Rissi. La verdad es que fue algo totalmente inesperado. Me contactaron de la editorial para proponerme ilustrar el libro y me encantó la perspectiva de poder ilustrar historias de terror para niños. No había tenido contacto previo con la editorial y fue una grata sorpresa recibir esa propuesta. Tuve que leer un par de veces el correo para estar segura de que era real, jajaja. Era algo que tenía muchas ganas de hacer y surgió la oportunidad. Soy una amante del terror, principalmente de lo sobrenatural y lo gótico. La violencia la llevo mal, no me gusta lo gore, pero el terror que habla de fantasmas, leyendas o de fenómenos inexplicables varios me encanta. Además veo mucha conexión con el mundo onírico, con ese estado entre el sueño y la vigilia en el que parece que cualquier cosa puede ocurrir. La noche puede ser un momento muy creativo, aunque sea a nivel inconsciente. Lástima que no siempre lo entendamos así.

Y a propósito de tu pasión por los gatos… ¿para cuando un álbum protagonizado por gatos?

Jajajajaj. ¡¡¡Ay los gatos!!! ¿Qué sería el mundo sin los gatos? No sé cómo sería, pero tengo claro que sin ellos todo resulta más árido, triste y aburrido. Tengo muchas ganas de hacer un cuento ilustrado dedicado a todos los gatos del mundo. La idea y el texto ya los tengo, pero todavía se tiene que pulir bastante el manuscrito. Es un proyecto que aún tardará en estar terminado. Será un proyecto muy, muy personal. Espero poder reanudarlo en 2022, una vez acabe lo que estoy haciendo ahora. Los gatos son una parte muy importante de mi vida y amigos maravillosos. En casa y en la colonia de gatos ferales que cuido, somos una familia interespecies. No paro de aprender cosas nuevas con ellos y bien merecen un libro dedicado exclusivamente. Vivo con gatos desde que tenía dos años de edad, toda mi vida. No sabría vivir sin ellos.

Husmeando en tu Instagram, hemos visto que participarás en una exposición colectiva en Portland!

Jajajajaj. La exposición de Portland me hace mucha ilusión. Es la segunda vez que participo. Recuerdo que cuando me contactaron la primera vez, me hizo una ilusión tremenda que mi trabajo cruzara el Atlántico y decidí participar. Este año me propusieron participar de nuevo y yo encantada de poder estar allí junto a otros artistas e ilustradores. Se trata de una exposición colectiva en la galería Nucleus de Portland que ya lleva varias ediciones. Se titula The Power in Numbers 6. La temática es libre, por lo que lo he pasado muy bien haciendo los originales. Estos espacios de libertad creativa son vitales para mí, sino acabaría aburriendo mi trabajo. A veces con tanta presión en las cuestiones de la profesión se acaba perdiendo cierta espontaneidad y es fundamental mantener y preservar espacios de libertad creativa para sacar lo más personal y expresarlo, ya sea a través de la pintura y la ilustración o de cualquier otra disciplina creativa. La exposición tendrá lugar en noviembre y los originales estarán a la venta. La galería destina una parte de la ganancia a una organización no gubernamental. Este año le darán parte de la ganancia a una organización ecologista, así que todo es muy redondo y estoy contentísima.

¿Algún proyecto a la vista o entre manos? ¿Cómo llevas tus proyectos como autora integral?

Actualmente estoy trabajando en un proyecto personal del que no puedo decir mucho todavía, pero sí que puedo contar que trata sobre cómo nuestras decisiones impactan en el mundo. Y hace poquito terminé otro proyecto personal que está en movimiento a la búsqueda de editorial. Este proyecto nació hace un montón de años, la semilla surgiço en 2015 y en 2018 le di forma en un curso de álbum impartido por Marián Lario. En estos últimos años le he hecho algunos retoques al texto, pero ahora ya está terminado, Y este último en el que ando enfrascada ahora mismo, nació hace más de un año y lo he ido haciendo a ratos entre trabajos, pero ahora quiero poner más horas de trabajo para tenerlo listo para presentar de cara a principios de 2022. Pero no me pongo demasiada presión, porque para mí la creación de un libro no es la creación de un mero producto a secas, sino una pequeña obra de literatura, que al fin y al cabo, es lo que es todo libro y me gusta dedicarle el tiempo necesario para estar contenta con el resultado y a portar algo con sentido y contenido. Soy lenta en todos los procesos. A veces me quejo de mí misma, por mi lentitud en cuanto a los proyectos propios, de vida, creativos, etc., pero ahora mirando el cuadro con cierta distancia y de manera global, creo que esto permite que cada proyecto se ponga en marcha en el momento justo, ni antes ni después. La impaciencia y la prisa creo que son malas compañías en cualquier proyecto creativo. A veces las prisas nos hacen cometer errores evitables si mantuviéramos una actitud amable con la creación. Mis procesos creativos son desiguales, a veces ordenados, a veces totalmente caóticos. Ahora empiezo el texto por una imagen, ahora una imagen por el texto, ahora hago un popurrí de todo con ideas mezcladas y desordenadas, lluvias de ideas locas, ahora añado alguna idea que me ha venido en un sueño, en una conversación o viendo un documental, y vuelvo a retocar, etc. Es agotador, pero muy satisfactorio. Puede decirse que no soy muy prolífica, porque me gusta abarcar menos y dedicarle más tiempo a un mismo proyecto. Si intento parir mil cosas en poco tiempo y en paralelo, la cosa no me funciona y el resultado que obtengo es pésimo, así que procuro no pensar que puedo hacer más de lo que realmente puedo hacer manteniendo la calidad y un proceso creativo orgánico, interesante y enriquecedor que para mí tenga sentido y que dé como resultado algo que esté listo para salir al mundo.

Y por otra parte, estoy poniendo en marcha un proyecto personal conjuntamente con mi pareja. Él en la parte técnica y yo en la parte artística. Es un proyecto que nos planteamos de manera totalmente lúdica y personal hace varios años, sin visos profesionales, pero quedaba siempre pendiente, y quizás precisamente por eso, porque no lo enfocamos desde lo profesional y porque ya llevaba años a la espera, es el proyecto que me hace más ilusión ahora mismo. En unos meses espero poder mostrar algo en redes. Y hasta aquí puedo leer. Si no me llevara tanto tiempo el camino que he elegido, también me gustaría crear títeres y montar obras de teatro con ellos, pero eso lo dejo para más adelante.

Recomiéndanos una… Película. Canción. Libro. Ilustrador/ilustradora.

Una película: The Song of The Sea. Una canción: Todas las madres del mundo, poema de Miguel Hernández musicado e interpretado por Silvia Pérez Cruz. Una ilustradora: Júlia Sardà. Un ilustrador: Michael Sowa. Qué difícil elegir un libro… Nunca he sido capaz de recomendar un solo libro, se me da fatal lo confieso, así que recomendaré cinco: La vida secreta de los árboles, Peter Wohlleben. El río, de Ana María Matute. La historia del señor Sommer, de Patrick Süskind, el libro que marcó un antes y un después en mi amor por la literatura, es un libro muy recomendable, para mayores y pequeños. De profundis, de Oscar Wilde y Cuentos de la periferia, de Shaun Tan, este libro me emociona muchísimo siempre que lo leo, por veces que lo revisite, siempre me sorprende de nuevo con la misma emoción de la primera lectura. Una joya.

Muchas gracias por esta entrevista tan bonita. ¡Me lo he pasado pipa!

+ Información sobre Carolina T. Godina:
www.carolinagodina.com
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